Cuando me explicó cómo fue ser un niño daltónico, me reafirmé en las infinitas posibilidades del blanco. Empezando por permitirme crear un verde que todos vieran igual que él.
 
El blanco, a diferencia del resto, es un color interpretativo. Es decir, se cura de expresar, está ahí para que tú lo llenes con tu propio criterio, no te dice lo que tienes que ver. Por eso siempre predomina en mi trabajo, porque me ayuda a no condicionar tus emociones. Centrémonos mejor en el mensaje.
 
Es entonces paradójico que esta pieza hable de colores, cuando la clave sea su ausencia y, a pesar de ello, veamos un vibrante verde porque nuestra mente completa esa información.
 
Alejandro es un hombre al que la condición de daltónico podría haberle frustrado su vocación y, sin embargo, ha conseguido adaptar una realidad particualr a nuestro código visual. Su manera de transmitirlo me inspiró a traducir visualmente cómo podemos superar problemas a través del tan olvidado pensamiento lateral. 
 
[1468€: Para reforzar mi teoría, he decidido valorar esta historia del mismo modo que surgió, con otro verde para Alejandro: su código de color hexadecimal, #146800].